¿Pongo una cortina o un estor? Es una de las preguntas más frecuentes de nuestros clientes cuando entran a una de nuestras tiendas. Pero la respuesta depende de muchos factores: el tipo de ventana que queramos vestir, dónde esté ubicada dentro de la estancia, el resultado o estilo que queramos conseguir, etc.

 

cortinas

Las dos opciones tienen sus cosas buenas y también aspectos que pueden ser mejorables. A continuación haremos un listado explicativo para intentar aclarar la mayor cantidad de dudas posible.

Estores: fácil manejo y limpieza

En primer lugar vamos a hablar de los estores:

  • Hay que decir que en la actualidad los sistemas de estor han mejorado una barbaridad. Ya no tiene nada que ver con aquellos incómodos sistemas de hilos que había que estar frenando y era difícil lograr que todos lo hicieran a la vez. Ahora, el manejo es por medio de una cadenita que accionamos con total facilidad y en cuanto dejamos de tirar de ella el estor se frena.

cortinas para ventanas

  • También el tipo de tejidos con los que confeccionarlos ha cambiado. Las lonetas que se utilizaban antiguamente han sido sustituidas por visillos más o menos finos a los que ya no hace falta poner varillas para que suban correctamente. En consecuencia, los pliegues que va haciendo a medida que lo subimos ya no son tan rectos ni marcados, logrando así mucho más carácter. El montarlos y desmontarlos para lavarlos se ha facilitado mucho.

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  • Lo mejor de este sistema es que al recogerse hacia arriba, los cajones de las persianas siempre permanecerán ocultos, y esto en estancias como  el salón, por ejemplo, que es donde solemos recibir a las visitas, la parte “más fea” de la ventana nunca quedará a la vista cuando abramos las ventanas.

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  • La ventana ideal donde instalarlo será de apertura corredera y si es corta, mejor aún. En el caso de que la ventana sea abatible, habrá que tener en cuenta que haya espacio suficiente de recogida por encima de la hoja para que podamos abrirla sin temor a enganchar la tela. También hay que saber que hasta que no cerremos la ventana, no podemos bajar el estor por lo que nos quedará totalmente abierto al exterior.

  • Otra ventaja a destacar de este sistema es que ocupan poco espacio. Esto los convierte en una opción muy apropiada cuando debajo de la ventana hay una mesa, la bancada de la cocina, una cómoda, un banco… Que no nos resten espacio de superficie es un aspecto positivo a valorar. A nivel óptico, cuando la estancia es pequeña o es una zona de paso, dan mayor sensación de amplitud y ligereza, lo cual también es una ventaja.

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  • Si nos parece que colocar un estor es una opción demasiado sencilla, siempre podemos añadir un doble estor en la parte delantera (con lo que no estaremos usando espacio “útil” para nosotros) o unas caídas a los lados. De este modo, además ganaremos mayor control sobre la entrada de luz y aunaremos la practicidad del estor con el toque acogedor de la cortina.

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Cortinas: visión amplia y gran variedad de estilos

  • Lo mejor que tienen las cortinas es que son aptas para todo tipo de ventanas. Da igual que estas sean correderas, abatibles, oscilobatientes, cortas, largas, con forma…
  • Además, cuando queremos tener una visión completa del exterior, poner unas cortinas a modo de caídas, recogidas a los lados queda extraordinariamente elegantes. Con la opción de cortina conseguimos espacios mucho más acogedores, armados y vestidos. En las habitaciones de matrimonio aportan un toque más lencero y romántico.

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  • Con la confección y la instalación podemos enfatizar el carácter que queremos dar a la estancia: más moderno, más rústico o más clásico. Existe una gran diferencia entre cortina fruncida con laterales a los lados (y un volante o con galería tapizada en la parte superior), y una cortina única confeccionada con onda perfecta e instalada al techo con un riel manual.

 

En definitiva, las dos opciones tienen muchas cosas ventajas que las convierten en una elección ideal. Va a ser la forma de la ventana y el espacio lo que nos va a condicionar a la hora de elegir, y por supuesto, el gusto personal.